Reflexión: "Engranajes propios", de Christian Sánchez
Engranajes propios
Fuego armado entre dioses. Se odian entre sí. Todos quieren tener el poder del cielo.
Su inmortalidad les permite mantenerse de pie pero aún así pueden sentir dolor. La inmortalidad en esa forma de vida resulta una tragedia. El dolor puede llegar a ser infinito por ende su violencia también.
Todos están hartos de que haya un universo para todos ellos. Esto resulta una injusticia y no tienen a quien reclamar. Nunca hubo autor que se apareciera a pesar de que por un tiempo rogaron porque si.
El espacio los sofoca. Cada uno quiere dirigir la forma de todas las galaxias a su gusto. Se necesita que tanto lo buscado por la mirada de cada uno de ellos y los demás, a pesar de que no esté dentro de su mirada, esté a su disposición bajo condiciones deseadas. Ninguno está de acuerdo e intervienen.
Cada dios está gravemente herido. Los gritos que efectúan hacen ecos en los límites del universo. De hecho, planetas se mueven en función del fenómeno físico, trayendo catástrofes a los mortales.
Los dirigente de cada civilización hacen un llamado a los dioses para que frenen la pelea, no obstante, es inútil. La furia los tiene altamente raptados. La vida de los mortales les ha dejado de ser importancia.
El enfrentarse a los dioses es inútil. Si lo hacemos, se unirán para destruirnos. Es un peligro para cada civilización. Estamos entre esto y la destrucción que hacen de todo con sus fines egoístas.
Es recomendable entonces mirar los movimientos celestes, si es que no nos toca a nosotros ser uno de ellos. Tenemos que conservar la mayor calma posible, de lo contrario, no veremos solución alguna si es que la hay o se presenta.
En los cielos se visualizan las armas haciendo todo tipo de piruetas. Supongo que alguna puede golpearnos. No es por culpa de nosotros que vamos a morir si es que pasa pero igualmente duele el suceso.
Estar a merced de los dioses como movilizadores del universo fue una cosa creada desde cero si es que se puede decir así. Así funcionan las cosas. Son reglas naturales, que no se pueden discutir.
Por Christian Sánchez
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